La inspiración detrás de los balcones.

Cuando empezamos a proyectar Matter, sabíamos que no queríamos simplemente sumar otro edificio al skyline corporativo de Asunción. Queríamos diseñar una experiencia. Y en ese camino, hubo una idea que se impuso desde el inicio: abrir.

Abrir el diseño.
Abrir la luz.
Abrir la forma de trabajar.

Los balcones no fueron pensados como un plus estético. Fueron pensados como una necesidad vital. Porque después de años de oficinas cerradas, de ambientes controlados y luces artificiales, entendimos que el confort real no viene de adentro hacia afuera, sino de afuera hacia adentro.

La inspiración vino de observar cómo las personas piensan mejor cuando pueden respirar, ver el cielo, tomar distancia, cambiar de perspectiva. No es casual que muchas de nuestras mejores ideas aparezcan caminando, mirando por una ventana o con una taza en la mano bajo el sol.


Eso fue lo que quisimos traducir al espacio.

Cada planta de Matter tiene su propio balcón aterrazado. Algunos se convierten en puntos de pausa, otros en lugares de reunión espontánea. Pero todos responden a la misma intención: conectar con el exterior, con la ciudad, con uno mismo.

En un mundo que tiende al encierro funcional, nosotros apostamos por espacios que invitan a salir del piloto automático, a mirar distinto, a inspirarse.

Porque al final del día, lo que hace que un edificio sea distinto no es solo su altura o su tecnología. Es cómo te hace sentir cuando estás adentro. Y en Matter, queríamos que adentro también se sienta afuera.

Laura de Saizieu
Gerente de Arquitectura



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